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El arte en la mano: una mirada al diseño de los billetes del franco francés

A lo largo del siglo XX, los billetes del franco francés se convirtieron en verdaderas obras de arte representativas de la identidad nacional, la innovación técnica y la riqueza cultural francesa. Diseñados por artistas de renombre, con rostros emblemáticos y complejas alegorías gráficas, estos billetes reflejan períodos clave en la historia económica y cultural de Francia.

Desde la reforma monetaria de 1960, que introdujo el "nuevo franco", el **Banco de Francia** inició una renovación integral de sus billetes. Se optó por diseños con retratos dobles —mismo rostro al frente y al dorso— estampados en entintado intaglio, una técnica que permitía una reproducción detallada y gran resistencia al desgaste .

Así nacieron piezas memorables: el billete de **10francos Voltaire** (1963–1973) y el de **50francos Racine** (1962–1979), ambos obra de Jean Lefeuvre y Pierrette Lambert, respectivamente, quienes integraron paisajes y símbolos vinculados a la vida de estos escritores. Luego llegaron el **100francos Corneille** (1964–1979) y el **5francos Pasteur** (1966–1979), completando una serie que destacaba figuras cultas y valiosas para la memoria colectiva.

Con la llegada de los años 70 y 80, se presentó una nueva generación de billetes más vivos y modernos. La colección final antes del euro incluyó: **50francos SaintExupéry** (1993), **100francos Cézanne** (1997), **200francos Eiffel** (1996) y **500francos Curie** (1995). Todos fueron diseñados por el prestigioso gráfico suizo-francés **Roger Pfund**, ganador de un concurso internacional, con un estilo polícromo, composiciones sobrias y técnicas de seguridad avanzadas como tintas variables y filigranas.

El diseño de estos billetes combinaba elementos visuales cuidadosamente elegidos: retratos frontales junto a imágenes simbólicas en reverso —un biplano junto a SaintExupéry, un laboratorio para Curie, la silueta del Trocadéro y la Torre Eiffel con Gustave Eiffel—, integrando una narrativa visual y un fuerte sentido patrimonial . La presencia de innovaciones tecnológicas era palpable: hilos de seguridad magnéticos, microimpresiones, tintas fluorescentes y emulsiones específicas dificultaban falsificaciones .

El franco francés dejó de existir el **1 de marzo de 2002**, cuando fue reemplazado por el euro. Estos billetes se aceptaron hasta el **17 de febrero de 2012**, tras lo cual perdieron validez legal . A partir de ese momento, su valor pasó a ser histórico y coleccionable, apreciados por su diseño vibrante, la relevancia cultural de sus protagonistas y la calidad de impresión que marcó el paso al euro.

En definitiva, los billetes del franco francés fueron una ventana abierta al arte, la ciencia y la historia del país. En cada rostro y detalle se leen capítulos de la literatura, la pintura, la ingeniería y la química; en sus técnicas de impresión, la modernización tecnológica y la búsqueda de una seguridad visual. Hoy, estas piezas son mucho más que dinero retirado: son verdaderos fragmentos del legado francés preservados en papel y tintas.